La razón por la que puede caminar, ponerse la ropa y tomar un vaso de la estantería de la cocina es la conexión entre el cerebro y los músculos. Su cerebro controla la acción, enviando señales eléctricas de su cerebro a sus músculos a través de una red de nervios. Esas señales le dicen a tus músculos que se muevan.
El daño a los nervios puede dejar sus músculos rígidos o débiles, reduciendo su capacidad para moverse y realizar actividades cotidianas. La debilidad a menudo ocurre solo en un lado de su cuerpo o solo en sus piernas o tronco. La debilidad, como otros síntomas de la EM, puede aparecer y desaparecer a medida que experimenta brotes y remisiones durante el curso de la enfermedad.
Cuando las fibras nerviosas se dañan, su cerebro no puede enviar efectivamente a sus músculos las señales que necesitan para flexionarse o contraerse. Como resultado, no podrá utilizar correctamente estos músculos.
Algunas personas con EM encuentran que sus músculos se cansan más fácilmente de lo normal. Por ejemplo, una persona con EM puede encontrar que sus piernas pueden comenzar a sentirse inestables o que pueden tener problemas para moverlas después de períodos de ejercicio, como caminar.
A veces, la EM afecta los músculos del pie, lo que dificulta el caminar en un patrón normal de talón y dedo del pie. Como resultado, su pie puede arrastrarse en el suelo cuando camina. Esto se llama caída de pie o caída de pie.
El ejercicio es otro componente importante de su tratamiento. Una combinación de ejercicios cardiovasculares y de entrenamiento de fuerza puede combatir la debilidad muscular y darle más energía. Si sus músculos se han debilitado por falta de uso, los ejercicios de resistencia con pesas pueden fortalecerlos.
Un fisioterapeuta puede ayudarlo a desarrollar un programa de ejercicios que cumpla con su nivel de habilidad y se adapte a cualquier limitación que pueda tener. El terapeuta también puede mostrarle cómo hacer los ejercicios correctamente para que no se lesione o se canse demasiado.
En este caso, el terapeuta le enseñará formas de minimizar los efectos de la debilidad muscular. Aprenderá cómo usar dispositivos de asistencia como un bastón, un andador o aparatos ortopédicos si los necesita. Para la caída del pie, el terapeuta puede prescribir una férula de tobillo (ortesis) para evitar que el pie se arrastre mientras camina. También puede necesitar terapia ocupacional para aprender nuevas estrategias para moverse en su hogar y en el trabajo.
Además, los siguientes pasos pueden ayudar a aliviar los síntomas de la EM:
Es posible que deba probar diferentes tratamientos hasta que encuentre uno que alivie su debilidad muscular y otros síntomas. Esos tratamientos pueden incluir una combinación de medicamentos, terapia física y dispositivos de asistencia. Si un tipo de terapia no es eficaz, consulte a su médico si tiene alguna duda. A lo largo de un período de prueba y error, puede encontrar otra terapia que funcione mejor para usted.
La EM es una enfermedad desafiante. Sin apoyo, puede comenzar a sentirse aislado. Para evitar esto, manténgase conectado con amigos y familiares, únase a un grupo de apoyo y participe en actividades y pasatiempos agradables.