La enfermedad de Hashimoto daña la función tiroidea. También se llama tiroiditis linfocítica autoinmune crónica. En los Estados Unidos, la causa más común de hipotiroidismo (una tiroides poco activa) es la de Hashimoto.
Su tiroides libera hormonas que regulan su metabolismo, la temperatura corporal, la fuerza muscular y muchas otras funciones del cuerpo.
La enfermedad de Hashimoto es un trastorno autoinmune. La condición causa glóbulos blancos y anticuerpos para atacar por error a las células de la tiroides. Los médicos no saben por qué sucede esto, pero algunos científicos creen que los factores genéticos pueden estar involucrados.
La causa de la enfermedad de Hashimoto no se conoce. Sin embargo, se han identificado varios factores de riesgo para la enfermedad. Es siete veces más probable que ocurra en mujeres que en hombres, especialmente en mujeres embarazadas. Su riesgo también puede ser mayor si tiene antecedentes familiares de enfermedades autoinmunes, que incluyen:
Los síntomas de Hashimoto no son exclusivos de la enfermedad. En cambio, causa los síntomas de una tiroides poco activa. Las señales de que su tiroides no funciona correctamente incluyen:
Es posible que tenga Hashimoto por muchos años antes de experimentar cualquier síntoma. La enfermedad puede progresar durante mucho tiempo antes de que cause un daño notable en la tiroides.
Algunas personas con esta afección desarrollan una tiroides agrandada. Conocido como un bocio, esto puede causar que la parte frontal de su cuello se inflame. Un bocio rara vez causa dolor, aunque puede ser sensible al tocarlo. Sin embargo, puede dificultar la deglución o hacer que su garganta se sienta llena.
Su médico puede sospechar esta condición si tiene los síntomas de una tiroides poco activa. Si es así, revisarán sus niveles de hormona estimulante de la tiroides (TSH) con un análisis de sangre. Esta prueba común es una de las mejores maneras de detectar Hashimoto. Los niveles de hormonas de la TSH son altos cuando la actividad tiroidea es baja porque el cuerpo está trabajando arduamente para estimular la glándula tiroides para producir más hormonas tiroideas.
Su médico también puede usar análisis de sangre para verificar sus niveles de:
Estas pruebas pueden ayudar a confirmar su diagnóstico.
La mayoría de las personas con Hashimoto necesitan tratamiento. Sin embargo, si su tiroides está funcionando normalmente, su médico puede controlarlo para detectar cambios.
Si su tiroides no produce suficientes hormonas, necesita medicamentos. La levotiroxina es una hormona sintética que reemplaza a la hormona tiroidea faltante (T4). Prácticamente no tiene efectos secundarios. Si necesita este medicamento, es probable que lo tome por el resto de su vida.
El uso regular de levotiroxina puede devolver sus niveles de hormona tiroidea a la normalidad. Cuando esto sucede, tus síntomas generalmente desaparecerán. Sin embargo, probablemente necesitará pruebas regulares para controlar sus niveles hormonales. Esto le permite a su médico ajustar su dosis según sea necesario.
Algunos suplementos y medicamentos pueden afectar la capacidad de su cuerpo para absorber la levotiroxina. Es importante hablar con su médico sobre cualquier otro medicamento que esté tomando. Algunos productos que se sabe que causan problemas con levotiroxina incluyen:
Es posible que deba ajustar la hora del día en que toma su medicamento para la tiroides cuando toma otros medicamentos. Ciertos alimentos también pueden afectar la absorción de este medicamento. Hable con su médico sobre la mejor manera de tomar medicamentos para la tiroides según su dieta.
Si no se trata, la enfermedad de Hashimoto puede causar complicaciones, algunas de las cuales pueden ser graves. Estos pueden incluir:
Hashimoto también puede causar problemas durante el embarazo. Investigaciones recientes sugieren que las mujeres con esta afección tienen más probabilidades de dar a luz a bebés con defectos cardíacos, cerebrales y renales.
Para limitar estas complicaciones, es importante controlar la función de la tiroides durante el embarazo en mujeres que tienen problemas de tiroides. Para las mujeres sin trastornos tiroideos conocidos, no se recomienda la detección de rutina de la tiroides durante el embarazo, según el Colegio Americano de Obstetricia y Ginecología.