Un hemangioblastoma es un tumor no canceroso que se forma en la parte inferior del cerebro, la médula espinal o la retina. El tumor se desarrolla en el revestimiento de un vaso sanguíneo. A diferencia de los crecimientos cancerosos, los hemangioblastomas no invaden el tejido cercano.
Los hemangioblastomas constituyen aproximadamente el 2 por ciento de todos los tumores cerebrales primarios y aproximadamente el 3 por ciento de todos los tumores de la columna vertebral. Estos tumores de crecimiento lento a menudo se pueden tratar antes de que surjan complicaciones duraderas.
Siga leyendo para obtener más información sobre por qué se desarrollan, cómo identificar los síntomas y más.
Los investigadores no están seguros de por qué se desarrollan los hemangioblastomas.
Saben que las personas con una enfermedad hereditaria llamada enfermedad de von Hippel-Lindau (VHL) tienen más probabilidades de desarrollar hemangioblastomas. Alrededor del 10 por ciento de las personas con enfermedad VHL también están afectadas por hemangioblastomas.
Aunque puede desarrollar un hemangioblastoma a cualquier edad, este tipo de tumor generalmente se encuentra en adultos de alrededor de 40 años.
Los síntomas de un hemangioblastoma dependen algo de su ubicación.
Por ejemplo, un tumor que se desarrolla en el cerebro puede causar:
Si el tumor se forma en la médula espinal, también puede experimentar:
Estos síntomas tienden a desarrollarse gradualmente. Sus síntomas también pueden aparecer y desaparecer según el tamaño y la ubicación del tumor.
Si tiene un hemangioblastoma, el suministro de líquido cerebrovascular (LCR) de su cerebro puede interrumpirse. CSF es un líquido incoloro que amortigua el cerebro dentro del cráneo. Un cambio en los niveles de LCR en el cerebro puede causar que los síntomas, especialmente los dolores de cabeza, aparezcan repentinamente.
Su médico revisará sus síntomas e historial médico. Después de esto, es probable que recomienden pruebas de imagen para ayudar a identificar cualquier posible anomalía.
Las imágenes por resonancia magnética y las tomografías computarizadas son las pruebas de imagen más utilizadas. Estos exámenes indoloros y no invasivos proporcionan imágenes detalladas de tumores, así como cualquier tejido inflamado que los rodea. La ecografía, otro método de detección no invasivo, también puede ayudar a su médico a localizar un tumor.
Una prueba de imagen más complicada puede ser necesaria si otros exámenes no conducen a un diagnóstico. Se llama angiograma espinal.
Durante esta prueba, se inserta un catéter en un vaso sanguíneo en el muslo y se guía hasta una arteria espinal. Una vez que está en posición, el catéter libera suavemente un tinte especial en la arteria que se sospecha que tiene un tumor. El tinte facilita la radiografía de la forma y el tamaño del tumor.
Se pueden necesitar varias inyecciones de tinte hasta que se localice la arteria derecha. Una vez que se ha identificado la arteria correcta, su médico puede usar el angiograma para evaluar cómo el tumor está afectando el flujo sanguíneo.
Los hemangioblastomas se diferencian de otros tumores comunes por su ubicación específica y mayor suministro de sangre.
Los hemangioblastomas se tratan de una de dos maneras. Ambos implican extirpar o destruir los tumores.
Cirugía Normalmente se usa para extirpar completamente el tumor. Este tipo de cirugía se llama resección, es decir, una operación que extrae tejido de un órgano.
Si se remueve todo el tumor, su condición se cura. Sin embargo, si una parte del tumor permanece, puede volver a crecer y es posible que continúe experimentando síntomas.
La cirugía de resección puede no ser una opción si el hemangioblastoma está asociado con la enfermedad de VHL.
Radiocirugía estereotáctica Es una alternativa a la resección quirúrgica. Es un procedimiento no invasivo que utiliza rayos de radiación altamente enfocados para atacar el tumor. Aunque el procedimiento solo toma una sesión, pueden pasar varios meses antes de que el tumor se haya eliminado por completo.
A diferencia de la resección quirúrgica, no existe riesgo de sangrado u otras complicaciones. Esto significa que debe poder reanudar sus actividades diarias tan pronto como finalice el procedimiento.
La radiocirugía puede ser la mejor opción si el hemangioblastoma se encuentra en una parte del cerebro o la médula espinal que sería difícil de tratar de manera segura con técnicas quirúrgicas tradicionales.
Si un hemangioblastoma se trata con éxito, las complicaciones a largo plazo son poco probables. Sus síntomas deben cesar con la eliminación o eliminación exitosa del tumor.
Sin embargo, si un hemangioblastoma ha crecido y dañado los nervios en el cerebro, puede haber complicaciones duraderas. Hable con su médico sobre lo que esto puede significar para usted y qué se puede hacer para minimizar el impacto en su calidad de vida.
Una vez que haya recibido tratamiento para el hemangioblastoma, es importante realizarse chequeos regulares. Su médico puede vigilar la formación de nuevos tumores o la recurrencia de un tumor que no se haya eliminado o destruido por completo.
Si comienza a experimentar síntomas inusuales, hable con su médico de inmediato. Pueden determinar la causa subyacente y aconsejarle sobre los próximos pasos.