Un injerto óseo es un procedimiento quirúrgico que se usa para solucionar problemas con los huesos o las articulaciones. El injerto óseo, o el trasplante de tejido óseo, es beneficioso para reparar los huesos que están dañados por un traumatismo o articulaciones problemáticas. También es útil para hacer crecer hueso alrededor de un dispositivo implantado, como un reemplazo total de rodilla donde hay pérdida de hueso o una fractura. Un injerto óseo puede llenar un vacío donde el hueso está ausente o ayudar a proporcionar estabilidad estructural.
El hueso utilizado en un injerto óseo puede provenir de su cuerpo, un donante, o puede ser completamente hecho por el hombre. Puede proporcionar un marco donde nuevos huesos vivos pueden crecer si son aceptados por el cuerpo.
Los dos tipos más comunes de injertos óseos son:
El tipo de injerto utilizado depende del tipo de lesión que su cirujano esté reparando. Los aloinjertos se usan comúnmente en la reconstrucción de la cadera, la rodilla o el hueso largo. Los huesos largos incluyen brazos y piernas. La ventaja es que no se necesita cirugía adicional para adquirir el hueso. También reduce el riesgo de infección ya que no se requieren incisiones o cirugía adicionales.
El injerto óseo se realiza por numerosas razones, incluidas lesiones y enfermedades. Hay cuatro razones principales por las que se utilizan los injertos óseos:
Todos los procedimientos quirúrgicos implican riesgos de sangrado, infección y reacciones a la anestesia. Los injertos óseos conllevan estos riesgos y otros riesgos, que incluyen:
Pregúntele a su médico sobre estos riesgos y qué puede hacer para minimizarlos.
Su médico realizará una historia clínica completa y un examen físico antes de su cirugía. Asegúrese de informar a su médico sobre cualquier medicamento, medicamento de venta libre o suplementos que esté tomando.
Es muy probable que deba ayunar antes de la cirugía. Esto se hace para prevenir complicaciones mientras está bajo anestesia.
Su médico le dará instrucciones completas sobre qué hacer los días anteriores y el día de su cirugía. Es importante seguir esas instrucciones.
Su médico decidirá qué tipo de injerto óseo se utilizará antes de su cirugía. Se le administrará anestesia general, lo que lo pondrá en un sueño profundo. Un anestesiólogo controlará la anestesia y su recuperación.
Su cirujano hará una incisión en la piel por encima de donde se necesita el injerto. Luego darán forma al hueso donado para que se ajuste al área. El injerto se mantendrá en su lugar utilizando cualquiera de los siguientes:
Una vez que el injerto esté en su lugar, su cirujano cerrará la incisión o la herida con puntos de sutura y vendará la herida. Se puede usar un yeso o férula para sostener el hueso mientras sana. Muchas veces, no se requiere fundición o férula.
La recuperación de los injertos óseos depende del tamaño del injerto y otras variables. La recuperación típica puede tomar desde dos semanas hasta más de un año. Probablemente deba evitar la actividad física vigorosa durante el tiempo que sugiera su cirujano.
Aplique hielo y eleve su brazo o pierna después de la cirugía. Esto es extremadamente importante. Puede ayudar a prevenir la hinchazón, que causa dolor y puede causar coágulos de sangre en la pierna. Como regla general, mantenga su brazo o pierna por encima del nivel de su corazón. Incluso si su lesión está enyesada, puede ser útil colocar bolsas de hielo sobre el yeso.
Durante su recuperación, debe ejercitar los grupos musculares que no fueron afectados por la cirugía. Esto ayudará a mantener su cuerpo en buena forma. También debe mantener una dieta saludable, lo que ayudará en el proceso de recuperación.
Una de las mejores cosas que puede hacer es dejar de fumar. Esto mejorará la salud de su cuerpo después de la cirugía y más allá. Fumar frena la curación y el crecimiento de los huesos. La investigación ha demostrado que los injertos óseos fracasan a un ritmo mayor con los fumadores. Algunos cirujanos se niegan a realizar procedimientos electivos de injerto óseo en personas que fuman.