No necesito a Dios, necesito un terapeuta

Crec� en un hogar donde mi padre cre�a: te lavas la piel con jab�n y tu alma con la oraci�n.

El? Mool Mantar ,? un mantra de un texto sagrado Sikh, jugado a las 6:00 p.m. Cada noche en Jus Punjabi. Era como una melod�a que alivi� toda nuestra tensi�n del d�a. Tambi�n crec� con una madre que cre�a que el cielo y el infierno estaban aqu� en la tierra y que no hab�a para�so.

Vivir con dos padres cuyas ideas acerca de Dios eran completamente diferentes no me sorprendi�, sorprendentemente, sobre mi relaci�n con Dios. Solo me ayud� a decidir d�nde estaba parado en la l�nea entre mi fe en Dios y las realidades de cada decisi�n. �Cu�ndo fue el momento en que dej� de pensar que Dios ten�a todas las respuestas y que tal vez mi terapeuta era la persona con la que oraba? Fue en la universidad.

Mi familia hab�a probado la terapia una vez, comenz� y termin� el mismo d�a. La terapia familiar no es la mejor manera de comenzar el proceso de curaci�n para nosotros. Entonces, renunciamos. Mi padre no apoyaba la idea de compartir sus problemas familiares con un extra�o y mi madre no se sent�a apoyada en la reuni�n. Despu�s de nuestro intento de? Intentarlo? Mis padres llegaron a la conclusi�n de que la terapia simplemente no funciona

Pens� lo contrario.

Afortunadamente, antes de ir a la universidad, form� relaciones con varios adultos (aparte de mis padres) de los que pod�a abrirme y pedir consejo. Sin embargo, no fue hasta que fui a la universidad que me di cuenta de que me beneficiar�a hablar con un profesional. Tuve la suerte de asistir a una universidad que ofrec�a servicios de asesoramiento, pero me tom� un tiempo superar el tab� de Los indios no van a terapia.

Desde el momento en que estaba en la escuela intermedia hasta mi primer a�o de universidad, oraba todas las noches. Or� a varios dioses y memoric� muchas oraciones. De hecho, no pod�a quedarme dormido si no oraba, orar era mi canci�n de cuna. Me hab�a parecido hip�crita invocar el nombre de Dios durante mis gritos de ayuda y no en mis momentos de gratitud y perd�n.

La verdadera prueba es cuando pierdes la fe en Dios, �entonces a d�nde vas? �A d�nde vas cuando Dios se lleva a tu amigo? �A d�nde vas cuando Dios se lleva a tu madre, hermana o hijo?

Para mi padre, cuando surgi� la necesidad de respuestas o ayuda, Dios siempre debe ser el que usted llama. Para m�, Dios se convirti� en un pensamiento diferido y fue reemplazado por alguien que pudo ayudarme a comprender las cosas que no entend�a, alguien que me ayud� a crecer desde donde me sent�a atrapado.: mi terapeuta.

Se convirti� en mi diario. �l sostuvo mis oraciones y luego me las dijo en voz alta en idiomas que no pod�a descifrar por mi cuenta. �l dir�a: "Entonces, cuando dices ________, �por qu� te importa eso?"

Mi terapeuta me ense�� varias cosas en los cuatro a�os que pas� con �l. La lecci�n m�s importante fue aceptar las situaciones en las que me hab�an colocado y comprender que sucedieron, son reales, verdaderas, y siempre est�n presentes.�Entonces, �l me ense�� a amar cada parte de mi dolor como eran, no como esperaba que fueran. Por �ltimo, no importa qu�, me ayud� a ver las opciones que ten�a, incluso cuando no cre�a que tuviera opciones.

Aunque he terminado la terapia, no puedo evitar preguntarme d�nde estar�a si me volviera a Dios en mi mayor momento de necesidad en lugar de asistir a la terapia. �Habr�a tomado las mismas decisiones que tom�? No estoy seguro, pero s� s� que la puerta de la curiosidad para Dios y la terapia todav�a est�n abiertas en mi vida, y eso es todo. bueno.

Este art�culo fue publicado originalmente en Revista Brown Girl.


Felicia Singh es una nativa de la ciudad de Nueva York. Sirvi� en el Cuerpo de Paz de 2013 a 2015 en China como voluntaria de TEFL. Durante su servicio, ella cre� y co-ense�� el primer curso de estudios sobre la mujer de su escuela. Tambi�n fue editora en jefe del Bolet�n de Igualdad de G�nero y Empoderamiento de las Mujeres de Peace Corps China. Ella tiene una Maestr�a en Artes en Educaci�n de Adolescentes en Ingl�s para los grados 7 a 12 y actualmente ense�a en Brooklyn. Sus pasiones incluyen, pero no se limitan a, discusiones sobre raza y diversidad, igualdad de g�nero y feminismo, y entender el equilibrio entre una mente y un cuerpo saludables.