Como seres humanos, nuestra relación con el vuelo ha cambiado dramáticamente en el último siglo. El transporte aéreo se ha convertido de una fantasía en un medio de transporte común y ampliamente utilizado. Hay alrededor de 100.000 vuelos en el mundo cada día, según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA). Se estima que 3.700 millones de pasajeros en todo el mundo volarán durante 2017. En los Estados Unidos, la Oficina de Estadísticas de Transporte (BTS) informa que un máximo histórico de casi 718 millones de pasajeros volaron en 8.6 millones de vuelos durante 2016.
Los viajes aéreos han aumentado en los últimos años tanto en frecuencia como en seguridad general. La tasa de accidentes de 2016 de 2.8 accidentes por millón de salidas es la tasa más baja de accidentes de aerolíneas en la historia reciente, según la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
Según un informe publicado en la revista Research in Transportation Economics, los viajes aéreos son más seguros en términos de muertes que cualquier otro medio de transporte común, que incluye:
Sin embargo, hay momentos que hacen que incluso un viajero experimentado sea un poco incómodo. Cuando las ruedas comienzan a correr por la pista o golpeas una mala racha de turbulencia, no es raro agarrar los reposabrazos un poco más apretados.
Estos momentos de sentirse agitado o inestable suelen ser de corta duración, y pasan una vez que el momento ha terminado. Es decir, a menos que tenga un miedo real a volar, conocido como aviofobia. Las personas con aviofobia tienen un miedo profundo y continuo a volar, que es mucho más que un sentimiento fugaz de inquietud.
Hay varias posibilidades para lo que contribuye a su miedo a volar. Podría ser causado por una sola influencia directa o una combinación de factores.
Una influencia directa puede ser un vuelo particularmente malo que haya experimentado o una conexión con alguien que haya experimentado un incidente traumático de vuelo o un evento de aviación.
Sentirse fuera de control es un desencadenante de ansiedad común, y es un factor de influencia común de la aviofobia. Estar muy alto es ciertamente una forma de reconocer que algunas cosas en la vida están fuera de tus manos.
La claustrofobia es otra condición que puede desencadenar aviphobia. La cabina de un avión es un espacio apretado y lleno de gente, y puede sentirse especialmente confinada durante el embarque, cuando las emociones ya están intensificadas.
Si experimenta miedo a volar, los siguientes consejos pueden ayudar a disminuir su incomodidad en su próximo vuelo.
Muchas personas lidian con la ansiedad a diario. Según el Instituto de Salud Mental, 40 millones de adultos estadounidenses enfrentan alguna forma de ansiedad.
Si su miedo comienza a apoderarse de su vida de una manera que se siente inmanejable, es importante ponerse en contacto con un profesional médico. Los profesionales podrán ayudarlo a identificar las causas del miedo a su vuelo y encontrar maneras efectivas de administrarlo. Pueden ayudarlo a encontrar un tratamiento para restaurar su bienestar mental y físico.
El tratamiento por miedo a volar generalmente involucra medicamentos o terapia. Los médicos pueden sugerir medicamentos contra la ansiedad. En general, hay dos tipos: uno que toma solo cuando encuentra factores desencadenantes para su estrés y otro que toma regularmente.
Los médicos también pueden sugerir psicoterapia, que incluye:
Los ejercicios de relajación y respiración también pueden ayudar.
Aunque volar no es la única forma de viajar, es una de las formas más seguras y rápidas. Si desea moverse a través de su miedo a volar, hay muchas opciones diferentes para ayudar a manejar los desencadenantes y el estrés que vienen con él.
El miedo a volar no tiene que limitar su capacidad para ver el mundo o visitar a familiares y amigos. Diversas herramientas, como los medicamentos y la terapia, pueden ayudarlo a controlar una sensación que puede parecer incontrolable.