Beber demasiado alcohol puede causar una acumulación de grasa en su hígado. Eso puede conducir a la cicatrización del tejido hepático, conocido como cirrosis. Cuanto más cicatrizado está el hígado, menos funciona. Pero el tejido graso también puede acumularse en su hígado si bebe poco o nada de alcohol. Esto se conoce como enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD). También puede causar cirrosis.
Los cambios en el estilo de vida a menudo pueden ayudar a evitar que NAFLD empeore. Pero para algunas personas, la afección puede llevar a problemas hepáticos potencialmente mortales.
NAFLD y la enfermedad hepática alcohólica (ALD, por sus siglas en inglés) se encuentran bajo el término general de enfermedad del hígado graso. Cuando entre el 5 y el 10 por ciento del peso del hígado está compuesto de grasa, la afección se puede definir como esteatosis hepática.
En muchos casos de NAFLD, no hay síntomas notables. Cuando hay signos presentes, generalmente incluyen:
Si NAFLD progresa a cirrosis, los síntomas pueden incluir:
Las causas exactas de NAFLD no se entienden bien. Parece que hay una conexión entre la enfermedad y la resistencia a la insulina.
La insulina es una hormona. Cuando sus músculos y tejidos necesitan glucosa (azúcar) para obtener energía, la insulina ayuda a desbloquear las células para absorber la glucosa de la sangre. La insulina también ayuda al hígado a almacenar el exceso de glucosa.
Cuando su cuerpo desarrolla resistencia a la insulina, significa que sus células no responden a la insulina como deberían. Como resultado, una cantidad excesiva de grasa termina en el hígado. Esto puede conducir a inflamación y cicatrización del hígado.
NAFLD afecta a un estimado del 20 por ciento de la población. La resistencia a la insulina parece ser el factor de riesgo más fuerte, aunque puede tener NAFLD sin ser resistente a la insulina.
Las personas que tienen más probabilidades de desarrollar resistencia a la insulina incluyen personas con sobrepeso o que llevan un estilo de vida sedentario.
Otros factores de riesgo para NAFLD incluyen:
Los malos hábitos alimenticios o la pérdida repentina de peso también pueden aumentar su riesgo de NAFLD.
NAFLD por lo general no tiene síntomas. Por lo tanto, el diagnóstico del problema suele comenzar después de que un análisis de sangre encuentre niveles de enzimas hepáticas más altos de lo normal. Un análisis de sangre estándar podría revelar estos resultados.
Altos niveles de enzimas hepáticas también podrían sugerir otras enfermedades hepáticas. Su médico deberá descartar otras afecciones antes de diagnosticar NAFLD.
Una ecografía del hígado puede ayudar a revelar un contenido excesivo de grasa en el hígado. Otro tipo de ultrasonido, llamado elastografía transitoria, mide la rigidez del hígado. Mayor rigidez sugiere mayor cicatrización.
Si estas pruebas no son concluyentes, su médico puede recomendar una biopsia de hígado. En esta prueba, el médico extrae una pequeña muestra de tejido hepático con una aguja insertada a través de su abdomen. La muestra se estudia en un laboratorio para detectar signos de inflamación y cicatrización.
Si tiene síntomas como dolor abdominal en el lado derecho, ictericia o hinchazón, no dude en ver a un médico.
El principal riesgo de NAFLD es la cirrosis, que puede limitar la capacidad de su hígado para hacer su trabajo. Su hígado tiene varias funciones importantes, incluyendo:
La cirrosis a veces puede progresar a cáncer de hígado o insuficiencia hepática. En algunos casos, la insuficiencia hepática se puede tratar con medicamentos, pero generalmente se necesita un trasplante de hígado.
Los casos leves de NAFLD pueden no causar problemas hepáticos graves u otras complicaciones. Para los casos leves, el diagnóstico temprano y los cambios en el estilo de vida son vitales para preservar la salud del hígado.
No existe un medicamento o procedimiento específico para tratar la NAFLD. En cambio, su médico recomendará varios cambios importantes en el estilo de vida. Éstos incluyen:
También es importante hacer un seguimiento de las citas con el médico y reportar cualquier síntoma nuevo a medida que se desarrollen.
Si puede realizar los cambios de estilo de vida recomendados desde el principio, es posible que pueda conservar una buena salud del hígado durante mucho tiempo. Incluso puede revertir el daño hepático en las primeras etapas de la enfermedad.
Incluso si no siente ningún síntoma de NAFLD, eso no significa que no haya cicatrices en el hígado. Para reducir su riesgo, siga un estilo de vida saludable y hágase análisis de sangre con regularidad, incluidas las pruebas de enzimas hepáticas.